Margot y la boda: Rechazo a la sensiblería.

junio 2, 2011 at 3:01 am (Críticas)

Inesperada fue la sorpresa que me llevé con Margot y la boda. No sé por qué pensé que, tras su debut, Noah Baumbach tiraría más hacia lo comercial con su segunda película. Pero no sólo no lo ha hecho, sino que ha enfatizado ese carácter independiente y deliciosamente personal, demostrando que le importa un comino que le abucheen en Sundance o que la mitad de los que vean su película la rajen sin piedad; no ha corrompido su estilo en favor de los intereses de una gran productora o de ganar premios en un festival, sino que ha contado su historia, a su modo, y deduzco que no tuvo grandes restricciones. Pocos directores actuales se mojan tanto a la hora de mostrar a sus personajes en todas sus vertientes, sin eludir detalles escabrosos (este, junto con Todd Solondz, me parecen los dos principales exponentes de esto). Baumbach es de la filosofía de «habla sobre lo que mejor conozcas», su cine es muy autobiográfico y esto se nota mucho. Por eso no comprendo cuando alguien dice que sus personajes son inverosímiles, o las situaciones increíbles, cuando el director se ha basado en traumas de su propia vida, reales.

Comprender el modo de narrar de Baumbach es comprender qué motiva a sus personajes, y para esto debemos remitirnos a su debut. A su pasmosa facilidad en untar de verdad a sus personajes, a la silenciosa evolución de estos que deducíamos mediante su conducta, a sus miradas suplicando comprensión. Su segundo film tiene las mismas constantes, se nutre a base de la franqueza de sus personajes. El personaje de Nicole Kidman, sobre todo, está lleno de matices. La breve aparición de John Turturro es vital para que comprendamos qué imagen tiene de sí misma, sobre todo en la emotiva escena en la que esperan fuera del coche (y en otra más tarde con su hijo). Nos damos cuenta de que utiliza la verborrea para ocultar sus deseos primarios, sólo que el personaje de Turturro cala y acepta esa vulnerabilidad y el hijo sólo recibe el impacto directo de sus palabras. También queda patente su naturaleza contradictoria, salvo en el final, en el que finalmente parece haber aclarado su orden de prioridades. Ese arrebato sorprende y conmueve, por humano. Muchas películas en las que el amor es el tema central matarían por saber contar todo lo que cuenta esta sobre él en una sola escena.

Ojeando las críticas hacia esta película me he percatado de que lo que hay aquí es una falta de empatía enorme (y preocupante), que me lleva a pensar en que se le pone demasiada distancia al cine. En cuanto una película cuenta algo de nuestro «yo» más repulsivo procedemos mecánicamente al rechazo, como si la cosa no fuera con nosotros. No nos gusta reconocer que en nuestra personalidad hay algo podrido, y menos verlo reflejado en pantalla. Por eso, toda esa bilis injustificada sólo revela una cosa: cobardía, y de la peor clase: cobardía para consigo mismo.

Mucho se ha hablado también de lo surrealista de muchas situaciones, pero lo que en verdad rezuma Margot y la boda es caos. El caos de personajes que han estado años reprimiendo unos sentimientos que salen a la luz, sin saber muy bien cómo ni por qué. El caos de comprobar que los lazos que unían a tu familia se han quedado en nada. El caos de ver lo cruel que puedes llegar a ser con aquellos a quien quieres y admitir que eso forma parte de ti. El caos de ver cómo algo que creías tener controlado se te escapa de las manos. El caos de charlas triviales que anticipan desmoronamiento, arañazos a la autoestima y… más caos. Pero no es, en absoluto, un caos gratuito. Todos saca(mos)n algo de ese caos. Aprenden a escoger lo que realmente importa, a no pisar la misma piedra una y otra vez, a aceptarse tal y como son, a no dejar que la opinión ajena influya en las decisiones propias… Y todo esto sin un atisbo de moralismo. ¿Cuál es pues el secreto de Margot y la boda? Pues ni más ni menos que su implícita apología de lo implícito. En estos tiempos en los que la sensiblería está a la orden del día y se busca desesperadamente ese momento de lagrimeo fácil, alguien nos remueve sin interés en buscar ese instante barato de euforia, y se molesta en ahondar en la psique de los personajes, consiguiendo así, contarnos muchas más cosas (para quien sepa y quiera verlas, claro) que yendo por una vía más fácil.

Margot y la boda está repleta de detalles grandiosos y dolorosamente reales. Estos detalles, junto con la valentía y sinceridad de Baumbach en las formas (y un poco de empatía por parte del espectador) hace, o debería hacer, que nos impliquemos con sus personajes, y que queramos saber a dónde van a llegar. Porque Margot y la boda es una película para el espectador dispuesto. El espectador dispuesto a penetrar en los personajes; o lo que es lo mismo, zambullirse en un mar de pensamientos difusos y enmarañados y acabar replanteándose la relatividad del todo.

5 comentarios

  1. Adri said,

    Ufff… me da mucha pereza esta película a pesar de lo bien que hablas de ella.. Yo es que es ver a Nicole Kidman y se me quitan las ganas..

  2. Cinematic said,

    Yo te recomendaría que vieras «The Squid and the Whale», la anterior peli del director. Es más comedida y si ves que te gusta cómo cuentan la historia, pues ya ponte con esta, que lleva al límite todos los recursos vistos en su debut.

    Porque, lo quieran o no, «Margot y la boda» es una película auténtica, y yo aprecio mucho la autenticidad en las películas. Es como aquello que dijo Stephen King: La ficción es la verdad que se encuentra en la mentira. Y si no hay verdad, ¿qué nos queda? En «Margot y la boda» hay muchas verdades, la mayoría implícitas, y todas se nos dan a conocer a través de los personajes. Por eso hay que estar atentos e intentar averiguar qué les mueve.

  3. aleX said,

    Me la apunto. Me fío más de tu criterio que el de Abuín aunque haya una considerable diferencia de profesionalidad para escribir sobre cine.
    Ahora perdóname si soy cotilla aunque estoy sorprendido del giro que ha dado tú relación, ahora que hablamos del «Rey de Roma», entré en aquel enlace que me dejasté de blogdecine y joder decirte que yo no pierdo mucho el tiempo discutiendo con alguien que ha sido primero en clase porque es un sabelotodo, pero bueno.
    Lo que necesitamos es menos gilipollas encima y más ideas que noto que incluso tú tienes el repertorio a punto de reventar, yo lo que pasa, es que no tengo tiempo xD

    Perdón por esta gilipollez de coment, jejeje que cada vez que me paso por aquí siempre igual^^

    No te prometo muchas resacas(lamentablemente) pero si que no tengas tendencias a abrirte las venas por las dichosas notas y desearte FELIZ NAVIDAD ;)

  4. Cinematic said,

    Gracias, tio. Con respecto a lo de Abuin… no tiene nada que ver con el buen o mal rollo. Tiene que ver con que si lidera una página de cine tan visitada como blogdecine, no puede permitírsele esa falta de profesionalidad. Que se supone que esa profesionalidad está ahí, porque debe estarlo, pero no hace falta acercarse mucho para ver que no es así. Yo no me metí con él (si lo hice fue arrastrado por la pasión del momento xD), sino con su modo de despotricar contra una película con esa falta total de fundamento y argumentos de peso (y también por alguna que otra barbaridad como la de John Turturro). Y claro, si la película en cuestión te gusta, escuece más. Vamos, que cada vez voy teniendo más claro que todas las opiniones no son respetables, ni mucho menos.

    Ya te digo, tal vez estuve muy áspero, pero lo que no me parece de recibo es poner a alguien en un altar y de ahí en adelante darle cancha para poder perpetrar cualquier cosa. Por tanto, no creo que sea una pérdida de tiempo discutir con un «sabelotodo» (juas, si lo fuera), tan sólo decirle lo que se merece.

    Saludos y feliz navidad a ti también!

  5. aleX said,

    Me alegra saber que hay coherencia por la red =)
    No creas que lo que lei en Blogdecine fue un ataque.
    Quizá un intento en vano con una pizca de rabia para abrir los ojos.
    Pero a ciertas edades ya es difícil razonar sobre estos temas, sobretodo si hablamos de un «sabelotodo» o lo que es peor: alguien que se lo cree xD

    Pero ya sabes/sabeis, dejemos a los listillos en su mundo «yupi» y desearles Feliz Navidad y el braguetazo que les llegue.

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