No matarás, de Krzysztof Kieslowski

julio 5, 2013 at 8:29 pm (Clásicos de ayer y de hoy, Críticas, Directores, Reflexiones, Social)

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Krzysztof Kieslowski es uno de los autores que más veces se omite injustamente en las listas de ‘mejores directores’. La mayor parte de su prestigio lo obtuvo con sus últimas películas, ya que su primera etapa suele pasarse por alto en favor de la segunda. De esa primera etapa su obra más reconocida es No Amarás, crudo relato de amor no correspondido. Pero he decidido hablar de su película posterior, No Matarás, pues contiene más elementos y constantes estéticas que explotaría en posteriores proyectos. También hace un gran uso del medio cinematográfico como ensayo moral. Muchos son los cineastas que afirman que el cine es el medio más apropiado para tratar los entresijos de la moral, ya que tiene la capacidad de mostrar el comportamiento humano con una pureza inalcanzable para otros medios artísticos, sin someterlo a juicios ni moralinas. No Matarás es un perfecto ejemplo de esto. Tres historias principales se entrecruzan. Un abogado, un taxista y Jacek, un joven que vagabundea por la urbe. Sobre este último recae la tarea del discernimiento entre lo que es moral y lo que no, y los otros dos personajes son los recipientes de esa moral amorfa sobre la que deberán esculpir su propio sentido.

La fotografía de tonos ocres y oscurecimiento en los bordes del plano acentúan la fealdad que rodea a Jacek. Fealdad exterior que acaba calando internamente. Conforme la trama avanza vamos observando un comportamiento errático en Jacek. Empuja violentamente a un hombre en un baño, se ata con fuerza una soga a la mano mientras está en un restaurante… Y a veces su comportamiento deja de ser errático para quedarse en lo ambiguo. En el restaurante en el que se ata la soga, tira el café al cristal del restaurante. Al otro lado del cristal están plantadas dos niñas que sonríen. Él les devuelve la sonrisa y por un momento parecemos contemplar una bondad pura e inusual en este joven perturbado. Más tarde, nos es revelada cierta información sobre su hermana, y esta escena adquiere una significación especial. Estas niñas le han devuelto el recuerdo de su hermana, y con su sonrisa han brindado el último instante bello a una vida que acaba.

Paralelamente a la historia de Jacek, seguimos a un abogado en su entrevista de trabajo. Esta historia contrasta estéticamente con la de Jacek. Mientras que en aquella veíamos un retrato urbano tirando a feísta, aquí tenemos una iluminación preciosista con filtros de color verde. Una abstracción se esconde tras esta decisión estética. La significación del verde se une sobre todo con la naturaleza. En la película está usado con ese propósito, enfatizar la naturaleza; pero no la Madre Naturaleza, sino la nuestra. Además, la iluminación va en consonancia con el carácter del abogado. Este es sensible (tal vez demasiado) y comprensivo, está dispuesto a ir más allá, a escarbar en la condición humana con las manos acusadoras atadas a la espalda, aunque lo que vea no le vaya a gustar. Masoquismo humanista. Cuando el destino le junte con Jacek, no podrá desprenderse de su responsabilidad para con él aunque como abogado esta haya cesado oficialmente. Lo peor no es perder el caso, sino imaginarse en su pellejo. No poder refugiarse en el «es un hombre malo que tiene lo que se merece». La conversación que mantiene con él en la cárcel hace pedazos todos los prejuicios, los blancos y negros, y le sumerge en un mar de grises del que es difícil extraer sentido. Pero si una cosa le queda clara es esta: en Jacek todavía hay bondad. La misma que habita en él. Y si Jacek muere una pequeña parte de su interior morirá también.

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La tercera trama es a la vez la menos relevante en términos narrativos y la más rica en simbología. Seguimos a un taxista que disfruta fastidiando a sus clientes, exponiendo mundanas pero claras señas de maldad. El karma vuelve a equilibrar la balanza cuando un cliente al que recoge resulta no ser muy amistoso. En el coche cuelga una figura con cara de diablo, que puede ser un modo irónico que tiene el taxista de auto-definirse, o un símbolo obvio pero no menos efectivo de lo que está a punto de ocurrir. Hay también una analogía bíblica en el perecimiento del taxista. Este es asesinado con una piedra, al igual que Abel lo fue por su hermano Caín. De hecho, en su entrevista de trabajo, el abogado saca a relucir esta cita: «Desde Caín, ningún castigo ha sido capaz de mejorar el mundo». El asesinato del taxista es parecido en ejecución al de Abel, pero no arregla nada. Sólo trae desdicha a quien lo comete y a los que le rodean. Castigando provocamos el dolor que conducirá a más acciones merecedoras de castigo, y perpetuamos ese círculo vicioso siempre que no se dé cabida a la compasión.

Una vez que las tres tramas han confluido en una, uno de los principales temas de la película sale a la luz: la crítica a la pena de muerte. Kieslowski crea equivalencias entre la muerte de un ser humano y el ejercicio clínico, el cálculo matemático. Expone con deliberada frialdad el proceso de preparación para la ejecución, que es a la vez el proceso de deshumanización de quien lo prepara y, por ende, de la sociedad que lo apoya y del sistema que lo perpetra. El mensaje aquí está claro: la deshumanización de la sociedad. Aún así, percibo que muchos espectadores se han detenido demasiado en este punto, reduciendo la complejidad del film al mero alegato contra la pena de muerte. Pero No matarás es mucho más que una película-denuncia.

Prueba de su extrema sutilidad la tenemos en una pequeña escena en la cárcel. Vemos a un empleado de la limpieza que se detiene durante unos segundos. Tiene un semblante muy parecido al de Jacek y una mano metida en el bolsillo. ¿Y si él también tuviera una soga atada a su mano escondida en el bolsillo? ¿Y si hubiera un enemigo de la justicia vagando libre en la casa de ajusticiamiento? ¿Puede esta casa hacer algo para remover los aspectos incómodos y oscuros de la naturaleza humana? ¿O seguirá esta vagando libre y riéndose ante nuestros vanos intentos de aplacarla?

En el juego de equivalencias que propone Kieslowski, el asesinato del taxista tiene similares características y pesquisas morales a la pena de muerte: se juzga como malvada a una persona por sus actos y le es impuesta una ley que nos hace pasar por dioses. La única diferencia estriba en que Jacek ignoraba la malicia del taxista, y le ejecutó sin saberlo. El sistema sí sabía de la maldad de Jacek… En teoría. Pero, ¿puede el verdugo adquirir verdadera consciencia de la maldad del ejecutado cuando no se le ha dado un margen de duda? ¿Podemos aprehender la verdad y llegar a entender cuando nos apresuramos tanto en juzgar?

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Mona Lisa: El drama noir de Neil Jordan.

agosto 10, 2012 at 8:09 pm (Clásicos de ayer y de hoy, Críticas, Social)

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No exagero si digo que Neil Jordan me parece uno de los cineastas activos más interesantes del mundo. Ya sea con vertientes oscuras de cuentos populares (En compañía de lobos), con las crónicas de un vampiro que come ratas (Entrevista con el vampiro) o con su introspección del travestismo (Desayuno en Plutón), siempre demuestra riqueza y heterodoxia en el tratamiento de los temas. No se conforma con que esos temas sean potentes de por sí. Cierto es que un par de excursiones americanas le han salido rana (Dentro de mis sueños, La extraña que hay en ti), pero tenía más que ver con los flojos libretos de los que partía que con su realización. El peculiar modo de desarrollar los temas que maneja, combinando libertina despreocupación por dar respuestas y serio compromiso para con sus personajes, abre siempre puertas. Nunca las cierra.

Mona Lisa es una película de 1986 que cuenta las desventuras de George (Bob Hoskins), un hombre que acaba de salir de la cárcel y encuentra trabajo como chófer de Simone, una prostituta. Más tarde, se verá inmerso en la búsqueda de una amiga de Simone, una chica de edad similar a la de su hija. Una hija a la que apenas ve. Si bien esta historia en manos de otro podría convertirse en una Paseando a Miss Daisy de baratillo, Neil Jordan nos ofrece un refrescante cóctel en el que caben drama, thriller, cine negro y un gran estudio de personajes. La perfecta armonía de estos hace que sea prácticamente imposible aburrirse viéndola.

Hay también, en su segunda mitad, cierto parecido con Hardcore de Paul Schrader, en cuanto a la búsqueda dolorosa de una inocencia corrompida. La diferencia es que en Hardcore, George C. Scott emprende la búsqueda de la chica por el lazo familiar, y en Mona Lisa es tan sólo por altruismo, lo cual la hace más conmovedora. Además, la película que nos ocupa destaca más en lo visual. Paul Schrader es un estupendo guionista pero Neil Jordan nació director. Eso se nota en el dinamismo que le da a las imágenes, la segura mano con la que trenza un ritmo progresivamente opresivo y turbio y el modo en el que cuenta una historia aprovechando el medio cinematográfico, narrando más a través de miradas y silencios que mediante rutinarios diálogos.

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Bob Hoskins tiene gran parte del mérito de que la película funcione tan bien. No puedo pensar en una elección más adecuada para el papel y que transmita tanta credibilidad y calidez en cada gesto. Pertenece a esa no muy abundante raza de actores que prefieren no fingir ser alguien, sino serlo por un lapso de tiempo. El papel de hombre corriente y vulgar pero con un corazón de oro le sienta como anillo al dedo y no hay rastro de impostura en sus ademanes. Sus continuos encontronazos con Simone no hacen más que aumentar nuestra simpatía por él, ya que su bondad oculta frustración. No encuentra hueco donde depositar su bondad (la madre de su hija no le deja verla, la prostituta se muestra fría y distante al principio), pero cuando finalmente ve la posibilidad de ayudar en algo no parará hasta conseguirlo.

Cabe destacar una característica común en algunas películas de Neil Jordan: la fascinación por una mujer de incierta sexualidad que proviene de un entorno hostil. En Juego de lágrimas y Desayuno en Plutón eran transexuales, pero mujeres en espíritu al fin y al cabo. Aquí es una mujer, pero con rasgos bastante masculinos. Son la herramienta de la que Jordan se vale para ahondar en el mundo interior de alguien evitando clichés; parece decirnos que en nuestro verdadero yo hay corrientes masculinas y femeninas que se cruzan y colapsan, quedando en pie más de unas que de otras. Pero que nadie es todo o nada, blanco o negro, y que sólo tenemos de guía una pulsión que a veces no entiende de géneros. A Jordan también le gusta contraponer esta contundente visión de la personalidad a una más conservadora y tradicional. Si en Juego de Lágrimas era Stephen Rea quien se replanteaba sus principios e inclinaciones, aquí ese papel se reserva a Bob Hoskins.

Mona Lisa es una película que habla de dos mundos y del choque de estos. El mundo del glamour, con su manto de elegancia tras el que se ocultan fiestas sadomasoquistas, chocando contra el mundo normal. Es la triste historia de dos mundos que se desean el uno al otro pero que están destinados a vivir separados. A la prostituta le molesta ver en Bob Hoskins una honestidad que no creía posible en un hombre, y a Bob Hoskins le duele que ella ponga precio a su belleza. Pero ambas son personas rotas en busca de alguien a quien amar. Lo que les une es más importante que lo que les separa, aunque al final tampoco eso sea suficiente. Hay una escena muy paradigmática un poco antes del desenlace, en el muelle. Hoskins comprende la inclinación sexual de la prostituta y empieza a bailar con ella, a fingir los clichés de todas las relaciones de manera bufa. Hasta que con unas ridículas gafas estrelladas en sus ojos, se da cuenta de que eso no es para él. De que nunca podrá vivir una vida normal con una persona tan compleja y difícil. Con alguien que proviene de otro mundo.

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Basura televisiva: Bill O’Reilly.

enero 27, 2008 at 9:01 pm (Social)

Que la Fox tiene reporteros polémicos, ultra-derechistas y conservadores de la peor índole no es nada nuevo (hasta tuvieron que reconocer que uno de sus reporteros dio información falsa acerca de John Kerry). Gilipollas homófobos como John Gibson sueltan su mierda en la pantalla chica, recientemente a costa de la muerte de Heath Ledger. Pero es que hay otro más gordo y que me resulta más odioso: Bill O´Reilly. Sí, el mismo que responsabilizó a Brian De Palma de las futuras muertes de soldados americanos en Irak tras el estreno de Redacted. Lo que este tipo viene haciendo en su programa The O´Reilly Factor a infinidad de famosos no tiene nombre. Básicamente, se chotea de sus opiniones liberales y las responde con pataletas en forma de declaraciones con plena intención ofensiva, que huelen a intolerancia por todos sus poros. En el 2003 dijo que la carrera de George Clooney estaba acabada. Desde luego, deberían contratarlo como adivino.

Pero si hay un caso que me parece especialmente ofensivo es el de Bruce Springsteen. En uno de sus múltiples ataques al compositor, retó a Bruce a que fuera su programa a cambio de dar 25.000 dólares en obras benéficas (esas en las que tanto ha participado Bruce). Y si no iba, sería el malvado que impidiera la donación. No he visto yo cosa más asquerosa. Supongo que las letras del último disco de Bruce no le sentaron bien, tal vez porque le escupian unas cuántas verdades del rumbo que está tomando su país. Lo de estos tipos es de provocación absurda y vergonzosa. Comprendo que se tengan que concebir algunos trucos o tejemanejes para subir la audiencia, pero este tipo de cosas rebasan los límites.

No censuraré al censurador (tampoco me parecería ningún pecado hacerlo) , pero por gente así, que se creen los más americanos, el país se está ganando tan mala imagen. Me pregunto qué es más americano: ¿Defender las decisiones del gobierno americano ciegamente, sin importar cuán destructivas o inmorales sean, o rechazarlas y luchar por demostrar que América no es así, que tiene valores y humanidad?

Para quién sepa inglés:

Un chaval de 16 años muy avispado de nombre Jesse Lange, dejó a O´Reilly en su propio programa a la altura del betún cuando iba a entrevistar a dos chavales acerca de una disputa en un instituto al que se llevó a unos adolescentes a hablar sobre la droga. Llamadme malo, izquierdista o demagogo, pero me encanta cuando el chico, con muy buenas formas, le echa en cara datos innegables que prueban su hipocresía y O´Reilly con cara de: «¿Cómo coño salgo de esta? Maldito renacuajo. Que alguien pase a anuncios, ¡YA!». Esa es la forma que tienen de enfrentarse a ellos mismos.

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Mi pie es una amenaza nuclear.

diciembre 11, 2007 at 5:34 pm (Curiosidades, Social)

Supongo que la mayoría de vosotros ya lo habreis visto. Los que todavía no lo hayais hecho no sé a qué esperais, no tiene desperdicio. No sé si es más descojonante o terrible. Yo me quedo con las 10 torres Eiffel que tiene París, ¿vosotros? Teneis mucho dónde elegir. ¿Son los americanos estúpidos?

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Salir de fiesta: Una excitante diversión o una degradante humillación.

junio 13, 2007 at 8:42 pm (Reflexiones, Social)

Lo primero, disculpas por mi larga ausencia. Pensaba escribir de nuevo hablando de Habitación perdida o Pesadillas de Stephen King, pero me daba una enorme pereza y prefiero hablar de algo que ocupa más espacio en mis neuronas. Seguramente la mayoría ya sabreis de qué hablo, pero en estos momentos lo estoy viviendo yo y me apetece hablar de ello. Antes de eso, decir que hoy he acabado los exámenes finales con no muy bien pie (los estaba haciendo todos fenomenal hasta mi vergonzosa metedura de pata del último). Si es que no se puede confiar uno antes de tiempo… Mis disculpas por mi alejamiento del celuloide, prometo que el próximo post será una crítica de una película o miniserie. Soy consciente del número de visitas que irá perdiendo mi blog (de las que últimamente no me entero porque desaparecieron por arte de magia del lado lateral).

A lo que iba. Para mí salir de fiesta es algo muy positivo si se hace con tu círculo de amigos (suponiendo que se tiene). Hasta hace poco no íbamos de fiesta a garitos ni discotecas. Ya sabeis, la plaza del barrio, el frontón… Pero es evidente que eso acaba rayando. Hace poco más o así me insistieron mucho para salir. No es que me dejen un horario muy amplio, pero mi capacidad de convencer funcionó. Mi fuerza de voluntad no es aleccionadora. Fui y estaba cagado. No paraba de preguntarme: ¿Qué hago yo aquí? El primer día bebí más que en los siguientes. Me subió muy rápido a la cabeza. Empecé a hacer todo lo que se me ocurría, a decir esas paridas que piensas pero no dices. Sin embargo, me lo pasé muy bien. La semana siguiente eran fiestas del barrio. Y ahí me lo pasé mejor que en ningún sitio. Con los amigos de toda la vida, un lugar conocido y una buena banda, aquello fue una noche descontrolada de baile y risas, sin tener que beber una sola gota de alcohol para divertirse. Luego comenté que me gustaría ligar, como lo comenté aquí. Me dieron toda clase de ridículos consejos, desde apuntarme las marcas de la ropa que tenía que comprarme hasta la crema hidratante a comprar. Algunas voces amigas sensatas me dijeron que eso eran chorradas, que sólo hay que ser uno mismo y listo. Si no ligo pues nada. Pero ¿merece la pena dejar de ser uno mismo por ligar? ¿Puede realmente uno dejar de ser uno mismo? Creo que sí (respondo a la segunda pregunta), y con una facilidad alarmante. Una pregunta que no es tan fácil: ¿En determinadas ocasiones, hay que renunciar a ciertos valores para encajar en cierto sitio o simplemente pasarlo bien?

La semana pasada estaba de subidón porque por fin lo conseguí, liguéeeeeeeeeee!! Aleluya! Me encantó la experiencia, y fue un gran alivio porque francamente, pensaba que jamás iba a ser capaz de mirar a una chica y decirle nada. Te quitas un gran peso de encima. Entonces todo el mundo te alaba, eres el centro de atención (gratísima sensación) y eres más «macho». A mí me gustó porque antes de enrollarme hablé con ella y nos gustamos. Pero es patético el modo en el que la mayoría liga: «Hey, ¿quieres conmigo?» «Vale». Morreo. Una más a la lista para fardar al día siguiente. Yo creo que hay unos cánones demasiado establecidos sobre el tipo de gente que liga y el que no. A veces tienes que ser el típico bocazas que no para de decir que se corrió con un vídeo de Pamela Anderson. Así está la sociedad… Si entras a una discoteca del Casco Viejo de Bilbao no puedes quedarte parado. Más vale que te muevas y bailes, hables con todo el mundo… Somos clones unos a otros, no hay derecho a la diferencia, todo es tan superficial que cuesta tomar una buena perspectiva de la situación. Está claro que por mucho que lo pidamos a gritos, no se nos va a conceder nuestro lugar en el mundo, aquel que todos merecemos, pero hay cierto límite entre eso y unas gallinas yendo a un corral donde no saben a lo que van, pero como el resto va, ellas también. No me malinterpreteis, me gusta mucho salir de fiesta con los amigos (me direis 0 en modestia, pero todo el mundo me dice que bailo muy bien), pero a veces te llevas decepciones, o te das cuenta de que tienes algunos amigos de boquilla que en realidad no lo son, a veces hasta piensas que todo es una farsa… Y demás sucesos que te hacen replantear las cosas. O también cuando estás de subidón cualquier tontería te lo estropea y entonces se te viene todo junto encima. Otras veces estoy apiñado en la disco, entre un montón de gente, pero solo, en un lugar que no me corresponde, imaginándome delante del ordenador y pensando que ahí en casa lo pasaría mejor, o al menos estaría más a gusto.

No sé si me he explicado bien. Pero queda patente lo confuso que estoy y la empanada mental que tengo xD. Seguramente sea la novedad de los 15. Me gustaría que me contarais cosas que os han pasado a vosotros cuando habeis ido de fiesta que os han hecho replantear las cosas (o cosas que os pasaron en vustra época de juventud y que os hicieron replantearos las cosas), o lo que opinais del tema si no quereis hablar de vuestras experiencias personales. Me da la sensación de que me he abierto demasiado, ¿no? Bueno, ahora ya sabeis bastantes cosas más de mí. También me da la sensación de haber hablado mucho y no haber dicho nada, de haber escrito como un paleto pre-adolescente, de que mis supuestas reflexiones son de parbulario, de que menudo tono moralizante he empleado, de que esta ha sido la peor manera de actualizar mi blog, mierda de post… ¡Para ya, cabeza loca! También me preocupa haber perdido para siempre el estilo (si así se le puede llamar) que pudiera tener escribiendo. Todo sea acostumbrarse. Trankis, el próximo post me lo curro más, que ya había perdido la práctica. Por cierto, el día 10 fue mi cumple (lo puse en un comment que seguramente nadie leyó; no me haría gracia que lo hubierais leído y hubierais pasado del tema ¿eh?) y no he leído muchos «felicidades» por aquí.

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La lista de Schindler: ¡Qué grande eres, Spielberg!

diciembre 28, 2006 at 10:23 am (Críticas, Social)

Ayer pude ver La lista de Schindler, que me dejaron hace una semanita y tenía pendiente de ver. Aunque tuviera muchas ganas de verla, pensaba que no aguantaría tres horazas despierto. Además, el día anterior ví un telefilm muy flojito del Tsunami. Vaya que si aguanté, y con los ojos abiertos como platos. Steven Spielberg es el director más famoso de nuestros tiempos, y uno de los mejores. Es tan capaz de hacer producots de entretenimiento que marquen un antes y un después, como películas más personales, y la ecuación le sale muy bien el 90% de las veces. Lo demuestra con esta excelente película, con una fotografía impresionante en blanco y negro la mayor parte del tiempo, con unas actuaciones excepcionales y un ritmo que no decae. Tiene planos muy sutiles, propios del director, y una música excelente de John Williams, que hay que ver cómo se lo ha currado. La película tiene todos los elementos para ser un clásico; y hay uno, importantísimo, que es el que mejor le sale: la emoción. Dios, estuve casi toda la película llorando.

Hurgando en los actores, pues me han dejado sin palabras. Liam Nesson está colosal, Ben Kingsley un tanto de lo mismo y Ralph Fiennes borda su papel, lo borda. Lógicamente, este obrón no podía quedarse con las manos vacías, ganó nada menos que 7 Oscars. A mejor película, director, guión adaptado, montaje, banda sonora, dirección artística y fotografía. Todos ellos merecidísimos.

La historia cuenta (magistralmente) cómo Oskar Schindler (Liam Neeson), un hombre de enorme astucia y talento para las relaciones públicas, diseña un ambicioso plan para ganarse la simpatía de los nazis más poderosos. Alemania acaba de invadir Polonia y, gracias a sus influencias, consigue la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación laboral le ayuda a prosperar rápidamente. Su gerente (Ben Kingsley), también judío, es el verdadero director en la sombra, pues Schindler no tiene el menor conocimiento industrial. La película alterna la trama de la fábrica con las desgracias del holocausto nazi. Difícil me es siquiera nombrarlo. En la película se ven tales barbaridades y atrocidades, que te preguntas cómo aguantó la gente real semejante aberración al ser humano. La película te crea una angustia, inquietud y tristeza pocas veces vista. El guión es un puntazo y no se limita a contar lo que pasó. Tiene detalles y recovecos realmente logrados (la niña del vestido rojo), y es mucho más compleja de lo que parece. Además es muy fiel a la realidad, pues está basada en testimonios reales. Logra crear una atmosfera tan atrapante que es imposible que alguien se quede al margen. Estuve llorando como un crío continuamente. Y no es para menos. Tanta crudeza y maldad provocan un fuerte impacto en el espectador, por eso no recomiendo verla si estas bajo de ánimos, te deja K.O.

Más vale que recordemos (aunque sea muy doloroso) que tal barbaridad, aunque cueste creerlo, existió y que hay que hacer todo lo posible para que no vuelva a ocurrir. Y parece que mucho caso no han hecho los americanos… Lógicamente, el querer mostrar el sufrimiento del Holocausto nazi y lo que ocurrió alrededor es algo ambicioso, y jamás podremos atisbar un átomo del sufrimiento de esas personas. Podemos imaginárnoslo, pero Dios nos libre de sentirlo.

Después de ver el film (ya eran la 1:30 de la madrugada) me ví un par de documentales. Uno de testimonios reales, que tuve que quitar por lo doloroso que me estaba resultando y otro hablando acerca de una fundación que creó Spielberg: the Soah fundation. ¿De qué se trata? Pues el objetivo de la fundación es recopilar testimonios reales y utilizarlos por medio mundo con un ámbito educativo. Para que los jóvenes de hoy sepan que tal cúmulo de odio y sufrimiento inimaginable, existió, y para que no vuleva a ocurrir. Y esto no sólo va por el Holocausto nazi, también por el genocidio de Rwanda, el segundo más sangriento, y otros que ya ni recordamos como el de los Balcanes. Si estas son las verdaderas intenciones de Spielberg se trata de un acto y un proyecto admirable. Pero por alguna extraña razón aún no ha llegado aquí a España.

Respecto a La lista de Schindler. Pues que voy a decir, sobran las palabras. Si no la habeis visto aún no sé a qué estais esperando. El enorme trabajo de Steven Spielberg se ve reflejado en cada minuto de la película. Nos encontramos ante una película necesaria, insuperable, imprescindible y sí, ante una OBRA MAESTRA.

Lo mejor: Todo, desde la fotografía, música e impecable dirección de Spielberg hasta el guión y la profunda emoción que transmite.

Lo peor: Nada.

NOTA GLOBAL: 10.

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Crueldad intolerable.

diciembre 27, 2006 at 4:16 pm (Social)

¿Creíais que no había nada más  cruel que soportar un concierto entero de Najwa Nimri? Yo también, hasta que ví esto. Aviso, puede herir sensibilidades. Yo no pude verlo entero.

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Voces contra la Globalización: Otro mundo es posible.

diciembre 12, 2006 at 11:19 pm (Social)

Pensaba poner un post sobre Jim Warren, pero no quería robarle la idea a mi amigo Freddy. Si quereis conocer su vida (eso sí, en inglés) y obra podeis entrar a su web oficial. Luego he pensado en comentar cuatro próximos estrenos de Filmax cuyos trailers pude ver antes de ver El perfume. Bosque de sombras, La caja Kovak, Mía Sarah y Perez, el ratoncito de tus sueños (en orden de interés personal), pero podeis entrar aquí. He decidido comentar un tema de más (muchísimo más) calado, de extrema actualidad: La Globalización.

¿Que és? Pues según Wikipedia es el proceso por el que la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unifica mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. En clase de alternativa he tenido la oportunidad de ver las dos primeras partes de este interesantísimo documental y muy bien hecho gracias a que nuestra profesora lo grabó en DVD en su emisión en La 2. Se llama Voces contra la Globalización: Otro Mundo es posible y consta de siete capítulos documentales, cada uno de ellos de una hora de duración, fruto de las conversaciones mantenidas entre el director y guionista de la serie, Carlos Estévez, y 54 personalidades relevantes provenientes de diferentes oficios. El contenido del documental es realmente estremecedor e impactante, con imágenes no aptas para sensibles y también es tremendamente informativo. Entre los muchos datos de  los que informa, hay algunos realmente alarmantes. Una vaca tiene mejor modo de vida que cualquier tercermundista. Cada día mueren 50.000 personas SÓLO por la pobreza. Si ponemos de ejemplo Bilbao, de más o menos 250.000 habitantes la cosa se ve bien clara: en tan sólo 5 días todos los bilbaínos se habrían evaporado.

En el huracán Katrina las cosas se vieron bien claras. No sólo el comprometido Sean Penn vió las escasísimas ayudas que proporcionaron a los afectados, sino toda la población. Aquí quedó en evidencia la ineficacia del gobierno americano. Lógicamente esto hay que verlo desde todas las perspectivas para no caer en maniqueísmo, pero los hechos hablan por sí solos. El documental enfoca la perspectiva de los afectados, que es la que interesa. Declaraciones sinceras y contundentes de todo tipo de personas nos hablan sobre este fenómeno. Es muy de agradecer la emisión de este documental en una cadena de televisión pública,  aparte de que también son los creadores. Un acto admirable (sin intención de peloteo) por parte de La 2 en esta era de programas basuras que ocupan toda la programación de la tarde y a veces también de la noche. Y es que este documental no beneficia nada «a los de arriba». Empezó a emitirse el 15 de octubre y según tengo entendido aún no ha acabado, porque la semana pasada me topé con un capítulo, pero ignorando su contenido, cambié de canal.

Ojo, también ha habido gente a la que no le ha gustado, todo hay que decirlo. Acusan al documental de demagógico (¿lo es sacar a la luz la penosa situación de millones de personas?), propagandístico, izquierdista, progre etc. Aquí como ya me he metido en problemas políticos que sin embargo me conciernen (como a todo ciudadano)  espero todo tipo de comentarios peyorativos y destructores de derechas y que espero asimilar de la forma más paciente posible.

En el documental ponen voz y opinión nombres como Wim Wenders, Manu Chao, Jeremy Rifkin o Jose Saramago. Volviendo a los temas que trata el documental está la eterna balanza desequilibrada entre los ricos y los pobres, el cada vez más acelerado consumismo, el cada vez mayor beneficio de las multinacionales y el aprovechamiento de recursos. ¿De dónde sacan el petróleo, minerales y demás recursos? ¿De dónde es esa gente explotada a la que ni siquiera la agricultura le permite sobrevivir? ¿De dónde son a quienes hacen pruebas numerosas farmacéuticas, muchas terminadas en defunción? África. Los más entendidos podrán sacar infinidad de contradicciones a este texto, pero seguro que no harán nada para cambiar esta degradante situación en la que vive mucha gente. A veces es el sentirse lejos lo que hace sentir indiferencia ante tales barbaridades, será eso. Porque sino, y disculpen mi ignorancia, no me lo explico. Personas (millones de casos reales) que ponen piedras en la cacerola para simular que se está haciendo comida y esperan a que los niños se duerman. ¿Dónde mierdas están ahí los derechos humanos? No los hay. Los hay en los países que se han aprovechado del sufrimiento de estas personas, con tripas enormes en la que tan solo hay bichos. Es penoso. Nosotros tenemos nuestra comidita, nuestra ropita y nuestra casita, ¿qué nos importa lo que ocurra allá? Recuerdo que se me hizo insoportable ver las caras de mis compañeros, enajenados ante lo que veían. No porque se decantaran por una parte o por otra, sino porque no lo entendían. Esto en adultos es inadmisible. Y criticar a aquellas personas que luchan por los derechos de otras, esto sí que es el novamás de la miseria humana.

Otro tema que se trata es la también abundante pobreza en América. Todos sabemos de la muerte de 3.000 personas bajo las torres gemelas. Pero arman una inmunda guerra, falseada y llenando de mentiras a todos, a Irak, el bueno de Bush por un problema que genera en América menos muertes que la pobreza de ciudadanos americanos, despreciados por la sociedad actual, y al que el capitalismo evade con una frase que justifica su situación tan demente que me niego a reproducir. ¿El terrorismo es el mayor mal por el que deben preocuparse los americanos? ¿O es la pobreza? Porque esto segundo causa más muertos civiles, y si nos ponemos a hablar de los soldados americanos en Irak, los Irakíes civiles masacrados tanto por terroristas suicidas como por americanos y demás la cifra asciende a 600.000 muertos más. Terrible. El documental también analiza la mentalidad del terrorista. Esto hay que verlo, pocas veces se ha visto documento tan revelador. Un documental que considero necesario. Luego todos podremos opinar si se trata de un documental imprescindible o de mera propaganda izquierdista. Yo espero que en los comentarios se respete mi opinión y que vosotros, aunque sea con una línea, expongais la vuestra. Os lo agradecería mucho.

Cuando tenga más tiempo iré buscando por la red links para poder ver el documental vía Internet para los que estén interesados.

Con este link podeis ver el primero de los siete capítulos que forman Voces contra la globalización: Otro mundo es posible. Los amos del mundo. Juzgad vosotros mismos.

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